¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir? En un año especialmente raro, en el que la flexibilidad y el home office se hicieron costumbre y en el que además todos y todas los que tuvimos la fortuna de seguir trabajando quisimos cuidar lo más posible nuestros empleos, el estar “siempre disponibles” se convirtió en la tónica.
Pero las cosas están cambiando o al menos deberían. Los países europeos con más obsesión por el trabajo han empezado a cuestionar esta cultura de estar siempre disponibles, los chinos están comenzando a revelarse contra el modelo que los obliga a trabajar 6 días de la semana, y quienes pueden están haciendo todo para lograr jubilarse lo antes posible.
Esta nueva generación de trabajadores, sin duda se preocupa por lo que le ofrece el mundo laboral, pero también el resto de las áreas de su vida.
La obsesión por la productividad, el crecimiento y la competitividad, incitó durante décadas a los trabajadores a demostrar “entereza” trabajando todo el tiempo. Pero no sin traer consecuencias….
Y es que según la Organización Mundial de la Salud la depresión y la ansiedad le cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares anualmente en pérdidas de productividad. Por eso, la conversación sobre salud mental es urgente, y si de algo hay que darle las gracias a los millenials o las nuevas generaciones, es que impulsaron sacar este tema del tabú.
Los problemas de salud mental impactan directamente los lugares de trabajo, causando ausentismo, perdida de productividad y altos costos de atención de la salud. La depresión en el trabajo es la causa principal de reducción de productividad y el retiro prematuro.
Y, ¿cómo puedo cuidar mi salud mental?
1. Mantén tu rutina (si estás en la casa)
2. Establece horarios de trabajo (intenta organizar tu agenda para terminar tu jornada laboral dentro de un horario “saludable”)
3. Toma descansos
4. Comunícate efectivamente con tus compañeros
5. No te sobrecargues
6. Usa tu tiempo libre para hacer deporte o algún hobby
Si no estamos sanos mentalmente, no podremos realizar el resto de nuestra funciones de manera óptima. Estar bien con nosotros mismos es la clave para estar bien con el resto.
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